En la
publicación anterior hice un comentario sobre una conversación que tuvimos
Erika y yo al final del primer triatlón en el que estuvo presente. En ese
momento lo rescaté de la chistera de los recuerdos porque venía muy bien para
el tema que estaba tratando y encauzaría como hilo conductor hacia el objetivo
final de la reflexión.
Pero, si
observamos atentamente mis palabras, nunca dije cuál fue la primera prueba oficial
en la que ella pudo estar, y sí, utilizo el verbo “poder”, ¿por qué?... Bueno,
la razón es fácil, nunca se puede tener todo lo que uno desea, a veces hay que
sentir la sensación de chirrío de los dientes, seguida de un golpe en la mesa a
consecuencia de la impotencia que genera el adverbio de negación “NO” + el
Verbo Poder, dando así por resultado; “NO PODER”.
Cuando
aparece, no hay vuelta de hoja, quiere decir que se han agotado todas las
posibilidades y por más que le demos vueltas seguirán esas piezas del puzzle en
la mano “sin poderse” encajar debido a un fallo en la sinapsis. En ese momento
pesa más la que imparte justicia en esta vida, la realidad. Pero si tenemos
piezas en la mano…, se me vienen a la cabeza otras conclusiones a bote pronto:
1) La
hemos pifiado en algún lugar del extenso puzzle que es nuestra vida y la forma de
afrontar los acontecimientos que nos acontecen. Lo difícil será localizar esa
ficha que está mal colocada y subsanar el error, eso ya de por sí nos llevará
un tiempo del que a veces no disponemos. Pero al hacerlo pasaremos al siguiente
nivel, el de 10.000 piezas, por ejemplo.
2) Si
nos quedan pocos fragmentos, entonces será una leve confusión debido al
cromatismo de los mismos. Aquí tendremos que agudizar nuestra visión para poder
delimitar el perímetro a observar, con lo cual disminuiremos nuestro porcentaje
de errar.
3) Observamos
que nos quedan muchísimas, pero todas ellas diferentes; aquí tendremos un
problema grave, porque hemos ido dando palos de ciego desde el principio, no
hemos seguido un criterio ni una metodología para acometer dicha tarea con
éxito o al menos con ciertas garantías.
Empezaremos desde cero, pero cuando nos veamos con fuerzas e ilusión de
terminarlo a largo plazo. Un hándicap muy importante será afrontar dicha
aventura con tiempo y paciencia.
4)
Por
último, imaginémonos que los pocos segmentos que nos resten para terminarlo son
distintos, pero hemos seguido unas pautas, cuando estábamos enfrente del reto
lo hacíamos con ambición y convencidos de que estábamos colocando la pieza
adecuada; en esos momentos nos preguntábamos que podía fallar, seguíamos los
pasos que nos indicaban en el libro de instrucciones y estábamos convencidos de
que íbamos bien y si no era así, al menos teníamos el pensamiento y la
tranquilidad de que cada pieza que encajábamos en el puzzle había sido escogida
por nosotros. Esto removía un sentimiento interior que nos reconfortaba y a la
vez nos daba la fortaleza de avanzar hacia el siguiente hueco.
Todo esto guarda relación con Erika y
el “No Poder”…En nuestro caso creo que tenemos que retroceder en el tiempo
hasta el punto de que nos equivocamos al elegir la pieza a colocar para así
poder continuar. No entiendo muy bien a veces los derroteros por los que nos
lleva la vida, pero intento analizar las diferentes situaciones y buscar el
lado efectivo, hallar es sensación de chute de energía interna, que hace que
nuestra coraza sea más inexpugnable, sé que no es fácil aislar ese pensamiento
optimista ante la avalancha de las corrientes perniciosas. Pero debemos de
hacerlo.
Nos encontramos en una situación
(Erika y yo) en la que pedir favores se ha vuelto una obligación, estamos en
una encrucijada en la que te preguntas
todos los días qué piezas hemos puesto mal para que no encontremos el fin y así
podamos empezar un nuevo reto. Nos aferramos siempre al pensamiento de que esto
tiene que cambiar, que la suerte tiene que sonreírnos y de que hemos aprendido
de los pequeños o grandes errores del pasado. Yo siempre me posiciono en una
postura más de la vida, más sensible por así decirlo, no quiero decir que ella
no lo sea, al contrario, pero siempre intento restar signos negativos por los
positivos, así que le comento; que tenemos salud, que estamos los dos juntos,
que con palicos y cañicas vamos tirando y eso nos hará el día de mañana más
fuertes.
Pero entiendo la complicación que
supone a veces, porque al fin y al cabo como seres humanos, pecadores y que
vivimos en una sociedad que nadie entiende, a veces esas cosas materiales pegan
como un mangual sobre nuestros yelmos e inevitablemente nos hieren.
Os preguntaréis de qué hablo concretamente;
pues sencillamente de lo que impide a
una persona ir a verme, y ese desplazamiento, si es lejano, no hay más remedio
que hacerlo con un vehículo, es decir, un coche.
No es sólo ese nuestro deseo en la
vida claro, es sólo uno de tantos…Muchas veces, cuando miramos hacia atrás y
recordamos cómo eran los viajes en aquél Seat Ibiza Chocolate Blanco, cuando
tener un móvil y no tener contrato no era un atraso, era algo lógico, cuando
estudiábamos para terminar una carrera o una oposición con la esperanza de
empezar a trabajar en aquello por lo que apostamos en su día y que nos apasionaba,
todo se viene abajo. Ese trabajo tan deseado que nos daría la posibilidad de
emprender juntos un nuevo viaje, sólo nuestro, y no hablo de los viajes que
hacíamos con el poco dinero que teníamos y un tiempo libre mayor, ese tiempo
que ahora nos falta hasta para vernos alguna vez a la semana, en fin…estas
situaciones son las que a veces nos hunden e inevitablemente nos hacen
replantearnos los pasos dados, porque ahora todo eso se ha invertido.
Jumilla, fue sin duda un triatlón
diferente, no porque se nadara en una piscina, no porque me nombraran en la
primera vuelta de bici al pasar por meta, no porque me encontré cómodo
corriendo de menos a más, no porque hiciera un buen puesto ni porque hiciera
unas malas transiciones (que ya es algo habitual); fue diferente porque al
tercero vencimos a la mala suerte, al “No
Poder” y Erika asistió… lo mejor sin duda!!!
El Triatlón en sí estuvo muy bien, fue
gracioso eso de estar como garbanzos en remojo en la piscina. Era la primera
vez que hacía el sector de natación en la piscina y la verdad es que fue un
poco raro pero a la vez cómodo, no te tienes que preocupar en orientarte hacia
las boyas, te avisan cuando acabas, nadas un poco más rápido y sólo tienes que atender que los pies del que está
delante no te den en la cara.
En la bici, pues como siempre, tras
una mala transición te quedas en tierra de nadie y tienes que esperar a que
seas engullido por el grupo que te persigue, después aguantar hasta la
siguiente transición para hacer una buena carrera a pie ( lo fue para mí porque
me encontré con fuerzas para ir progresando durante los 5km hasta terminar con
ritmo alto).
Sumar y sumar, siempre contará en un
futuro, aprender y aprender me ayudará a llegar más alto, ser más agradecido me
dará buenos amigos/as y resistir es lo único que nos queda. Sabes que elegimos
esto porque no era fácil, porque nos gustan los grandes retos y las aventuras
largas, cuanto más mejor, unidos seremos más fuertes y ante estas
adversidades saldremos más reforzados.
Quiero dar las gracias a todas esas
personas que nos facilitan a Erika y a mí alcanzar sueños, metas, objetivos,
presencias, etc…, en especial a Peke, José López y Leticia, Héctor y la gente
del club, sin duda son partícipes de muchas victorias, y a todos mis buenos
compañeros/as de trabajo por siempre hacerme llegar lo antes posible a casa
cuando la luna ilumina la caja. Y a todos los buenos amigos/as que nos
rodean porque vuestros ánimos hacen que sigamos marcándonos en la pared nuevos retos.
Para todos/as y en especial para tí, que
sé que te dará fuerzas esta frase porque sé que tus sueños son infinitos:
“Creceré hasta donde pueda alcanzar, iré
hasta donde pueda llegar, veré hasta donde pueda mirar, y seré lo que pueda
soñar.”
Saludos, Abrazos y Besos.